lunes, 25 de mayo de 2009

PRINCIPIO Y FIN


La montaña me dio su fuerza
Duramadre progenitora
De pasiones de deseos
Curiosidad incesante,
Y mirar verde marino.

El valle me dio hogar
Mansedumbre del leño ardido
Tardes de primavera preñadas,
De lluvias tranquilas
De arco iris atrevidos.

He parido tres arroyos
Correntosos, cristalinos.
En la bravura diferenciados
Corriendo sus cauces
Aventureros, porfiados

A mi ribera llego
La dulce miel de la abeja
Y la amargura del nido
Que se desarmo dejando
Alas y picos vacíos.

Entonces encontré tus brazos
Ramificadas tus venas
Abierto a granel tu pecho
Delta y estuario
Ensenada serena.

La savia y la sangre
Vida exudando follajes
Colibríes desplegando
Potenciales libaciones
Tornasolados viajes.



Abismo y montaña
Miel y sal
Agua y yodo
Río y mar.

Sal que marca la roca
Nube fecunda de lluvia
Generadora de ríos
Que alimentan el mar,

Vos y yo
Los otros y nosotros
Separación estéril
Que olvida la matriz
Que funda y refunda
El principio y el fin.

martes, 19 de mayo de 2009

HASTA SIEMPRE DON MARIO...

Todos crecimos en el río de la Plata, sabiendo alguna letra de alguno de sus tantos poemas.
Por leerlo o por escucharlo.
Quién sabe cuántos, habrán conquistado algún amor adolescente robando sus versos. Y seguro que si él los hubiera visto o se hubiera enterado, les hubiera hecho un guiño de su cara tranquila, mansa y cómplice de felicidades llegadas en hora a la cita.
Así, sencillo, íntegro, comprometido con sus ideas, así transitó por las calles de Montevideo y el mundo, este hijo del enólogo.
Tal vez su arte mayor haya sido poner belleza y magia en las cosas más cotidianas de la vida.
O tal vez lo fuera el hecho de ser sencillamente tan coherente, tan señor y tan humilde en su grandeza.
Por eso es que la leve tristeza de saber que ya no lo veremos, queda en seguida esfumada en la certeza, que estará en el libro de poemas que cualquier enamorado abra para celebrar, una vez más, el eterno rito del encuentro entre dos seres...
Si para eso vivió, para quedarse, para seguir girando, como el mar, como el mundo.



Porque te tengo y no porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía porque no eres mía
porque te miro y muero y peor que muero si no te miro
amor si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque la noche pase y yo te tenga y no.
Mario Benedetti-

jueves, 14 de mayo de 2009

HOO PONOPONO

Hace varios años atrás el Dr. Hew Len, psiquiatra hawaiano, se enfrentaba a un pabellón de enfermos neuropsiquiátricos, con los cuales pidió trabajar solo con sus legajos, sin conocerlos. De esta manera cuenta el doctor empezó imaginándose en cada paciente, cuál habría sido la parte de él mismo que habría generado ese problema en este paciente, y permanecía diciendo solamente: lo siento, perdóname, gracias, te amo.
Con esta sencilla pero efectiva técnica que se basa en un acto de arrepentimiento y agradecimiento, este doctor logró que ese pabellón quedara cerrado porque sus pacientes se recuperaron uno a uno.
En hawaiano, hoo significa causa y ponopono perfección. En términos más simples es algo así como enderezar lo torcido o arreglar lo que está equivocado, erróneo.
Esta técnica era usada por los cahunas hawaianos para solucionar los problemas de sus tribus, clanes o grupos. Lo sorprendente de todo esto es que tiene mucha similitud con otras filosofías originarias como la zen o la hindú, y que además da resultado. Se puede aplicar a cualquier tipo de conflictos, enfermedades, situaciones de escasez, etc.
Básicamente uno se tiene que conectar con la divinidad que existe dentro de cada uno y simplemente pedirle que libere en nosostros cualquier recuerdo doloroso o pernsamiento erróneo, que haya contribuido a generar esa situación. Y algo muy importante es liberar ese pedido, darlo por hecho, porque algo superior a nosotros ya está haciendo los arreglos para que eso se solucione, y nosotros no sabemos qué es exactamente lo que se arregla, pero sucede. Justamente porque no lo sabemos es que debemos liberarlo y confiar, por eso también es un acto de fe muy importante.
Lo único que puedo decirles es que desde que aplico esta técnica en mis pacientes de los talleres, los conflictos que traen con ellos se solucionan mucho más rápido y comienzan a sentirse mucho más seguros y sencillamente más felices, y por supuesto yo también, es claro que si alguien aparece en mi realidad es porque algo vino a mostrarme de mi misma, así que si yo sano, ellos también y viceversa.
Sólo me queda decirles que se animen y empiecen a aplicar esta herramienta maravillosa, que además es muy fácil.
Lo siento, perdón, gracias, te amo.

sábado, 2 de mayo de 2009

EL INICIO

Esta es una historia que me pareció muy inspiradora cuando la leí y quiero compartirla con ustedes.Espero que les resulte interesante.

Hoy era un día feliz para Kan, hoy cumplia 12 años y su padre había prometido concederle el mayor de los tesoros. Una espada de Samurai. Naturalmente no seria una espada de doble diamante como la de su padre, seria una sencilla espada katana. Lo demás habría de ganárselo por si mismo.
Era un inmenso honor el que le hacia su padre. A partir de ahora dejaba de ser un niño para convertiste en todo un aprendiz de Samurai. Un brillante futuro se presentaba por delante si estaba dispuesto a aprender y a trabajar. Y Kan lo estaba desde lo más profundo de su corazón.
Su padre Kazo estaba frente a el, solemne e imponente como era natural en su persona. El anciano Samurai aparentaba mucha menos edad de la que realmente tenia, solo su larga cabellera blanca y unos ojos llenos de sabiduría revelaban su verdadera edad. Su armadura de General Samurai reflejaba los dorados rayos del sol como si fuera de oro mientras que los dobles diamantes engastados en la empuñadura de su propia espada katana, formaban un doble arco iris enlazado en su base.
Kazo se había forjado en mil batallas y había formado a cientos de Samuráis. Y por fin hoy, iba a instruir a su propio hijo. Un acontecimiento que llevaba esperando desde hacia doce años.
En sus manos sostenía la futura katana de su hijo, un arma poderosa que debía usarse con sabiduría. Kan debía entender que lo más importante de un Samurai no era su arma, sino su sabiduría y su honor.
La cara de Kan resplandeciente de honor y gozo al recibir su espada, lleno el corazón de su padre de un orgullo como nunca antes había sentido. Ahora ya era oficial, el joven aprendiz había superado todas las sutiles trampas que le había tendido el destino, y por sus propios meritos se había convertido en uno más del clan.
Esa misma noche, después de las celebraciones y las risas, padre e hijo se sentaron juntos alrededor de la hoguera.
La noche era calida y en el cielo lucían las estrellas como luciérnagas en un estanque, la Luna llena brillaba con fuerza, como si quisiera arropar al joven Samurai con sus rayos de luz.
- Hijo mío - La voz de Kazo era grave, relajante y penetrante como las caricias de una madre - Hoy has dado un paso muy importante en tu vida. Has dejado de ser una persona normal, has dejado el bosque para introducirte en el camino de la vida por el sendero del Samurai.
""Has superado la trampa invisible que tienden, a toda persona que quiere adentrarse en el camino, los fantasmas del miedo y del fracaso.
""Nunca luches contra los fantasmas del miedo, ellos harán que todos los problemas parezcan agolparse para vencerte y doblegarte, cuando estos fantasmas te ataquen, no te defiendas, sigue adelante enfrentándote a los problemas uno a uno. Ese es el único secreto del éxito hijo mío.
- Si padre, estas semanas las dudas recorrían mi mente - Kan miraba a la Luna en busca de fuerzas para expresar lo que había sentido - no sabia si seria capaz de llegar al final, tenia miedo de entrar en la senda del Samurai por miedo al fracaso, por miedo a decepcionarte, por miedo a que se rieran de mi los demás mientras no domine todas las técnicas como lo hace un Samurai de verdad. Era un dolor intenso - dijo mientras su mano se posaba en su estomago - como si me clavaran afiladas agujas en el estomago. Pero me di cuenta que si no empezaba, habría fracasado aun antes de intentarlo. - Sus ojos se clavaron en los de su padre - No se si llegare algún día a ser un Samurai tan bueno y poderoso como tu padre, pero ten por seguro que lo intentare hasta con el ultimo vestigio de mi alma, nunca me rendiré al camino. Siempre seguiré adelante.
Kazo no podría estar mas orgulloso. Su hijo poseía una fuerza que le conduciría allí donde el quisiera. Por que nadie mejor que el viejo Samurai sabia que el mayor secreto para conseguir en la vida lo que se desea es el no rendirse jamás. Si Kan, a su tierna edad ya conocía ese secreto, sin duda llegaría muy lejos, mucho mas lejos que su padre el General de Generales.
- Hijo, ahora eres parte de los Samuráis y por lo tanto has de regirte como tal - El viejo Samurai cogió un grueso leño y se lo paso a su hijo. - Parte este leño hijo mío, se que puedes hacerlo.
- Pero padre, este leño es muy grueso, - dijo el joven abatido - y yo solo tengo doce años, aun no soy un hombre maduro. No tengo la fuerza suficiente.
- Claro que tienes la fuerza hijo, pero tu fuerza no esta en tus músculos - sentencio a la vez que rodeaba con su grande y calida mano el estrecho brazo de su hijo ? sino en tu cabeza, es en tu inteligencia y en tu fuerza de voluntad donde posees la energía suficiente para realizar todo aquello que desees.
""Si piensas que no eres capaz de hacerlo... seguramente nunca serás capaz. Sin embargo, si estas convencido de que es posible, y desde el fondo de tu corazón brilla la verde llama de la esperanza y la fe en ti mismo. Podrás hacer lo que desees, solo habrás de buscar el medio.
- Pero padre... - Kan quería creer a su padre, era un Samurai y los Samuráis nunca mienten. Entonces debía existir una forma... pero cual - Ya se! Ahora yo también soy un Samurai, puedo hacer lo imposible!
Y desenfundando por primera vez su espada katana lanzo con todas sus fuerzas un terrible golpe contra el tronco... consiguiendo que la katana se incrustara fuertemente dentro del tronco. Kan intento sacarla de un tirón, pero sus esfuerzos eran inútiles. Estaba demasiado fuertemente enganchada. Se estaba poniendo muy nervioso, y si no fuera por que la calida mano de su padre le calmo, como tantas veces había hecho de pequeño, se habría echado a llorar.
- Tu intento ha sido digno de elogio Kan, pero has de aprender antes de hacer. - El viejo Samurai tomo entre sus manos la espada de su hijo y con un giro rápido de muñeca extrajo la espada del tronco. - Has de fijarte pequeños objetivos, fáciles de cumplir con tus capacidades, para conseguir lo que deseas. - Dicho esto devolvió la espada a su hijo. - Primero intenta crear una zanja en el tronco, no de un golpe directo, si no de dos curvos que te ayuden a debilitar la rama.
Kan lanzo un tajo curvo y cortante que hizo saltar unas astillas del tronco, a continuación lanzo otro en dirección opuesta que hizo que casi la mitad del tronco se dispersara por el suelo. Animado repitió la operación y unos instantes después el grueso tronco reposaba en el suelo, partido en dos pedazos y un montón de astillas.
- Tienes razón padre! El tronco entero era demasiado para mi, pero poco a poco he logrado debilitarlo y al final yo he vencido. Si hubiera pensado que no podía, nunca lo hubiera intentado. Pero decidí que era capaz, que debía de existir una manera de cortarlo, y la encontré!
- Siempre existe una manera - La voz del anciano Samurai penetro en los oídos de su hijo grabando estas palabras a fuego - siempre existe una manera de lograr lo que deseamos.
- Y para ello debemos hacer lo que sea padre - Pregunto inocentemente Kan.
Kazo se alarmo, no quería que su hijo le interpretara mal, siempre había que regirse por el honor y la generosidad, pero una vez que vio la inocente mirada de su hijo, la calma se apodero otra vez de su corazón.
- Hijo, Puedes conseguir todo lo que desees en la vida solo conque ayudes a otras personas a conseguir lo que desean.
- No entiendo padre.
- Tu sabes que el granjero siempre recoge mas de lo que siembra No es así? - Kazo sabia que su hijo había ayudado a sembrar a sus vecinos y se había quedado maravillado al ver como crecían las planas día a día y como de un puñado de semillas surgían, con el tiempo, cientos de sabrosos frutos - Pues igual que el granjero siempre recoge mas que lo que siembra, tu debes saber que no estas solo y has de ayudar todo lo que puedas a tu equipo, si lo haces así después recogerás la cosecha mas fructífera que nunca hayas sonado.
Kan quedo pensativo, todavía era muy joven para entender todas las palabras de su padre, pero el sabia que su padre siempre había sido generoso y gracias a ello había llegado a ser un general de generales, por eso decidió firmemente que el haría lo mismo.
- Padre, tengo una duda que me atormenta - Se sincero Kan - antes no te la quise decir por que hoy es un día de dicha. Pero parece que no concuerda con lo que me acabas de decir.
- Si hijo?
- Ayer conté a mis amigos del pueblo que me iba a convertir en Samurai, que aprendería los secretos de nuestro arte y que me convertiría en el tipo de guerrero mas poderoso que existe - los ojos de Kan se clavaron en el crujiente fuego - y los otros niños se rieron de mi, me dijeron que era un blandengue, que todo eran mentiras y que tuviera cuidado por que lo mas seguro es que me dieran una paliza los verdaderos Samuráis por mentiroso, y que luego me echarían a la hoguera. He de ser generoso también con esos niños padre?
- Hijo... - Una sonrisa de comprensión surcaba los labios del viejo Samurai, a el le había pasado lo mismo en su juventud y sabia que las mismas personas que hoy criticaba y ridiculizaban a su hijo, mañana serian sus mas fervientes admiradores por su valentía y coraje - Hay una forma muy fácil de evitar las criticas...
-Cual es padre? - Pregunto entusiasmado Kan
- ... simplemente no seas nada y no hagas nada, consigue un trabajo de barrendero y mata tu ambición. Es un remedio que nunca falla.
- Pero Padre! Eso no es lo que yo quiero, yo quiero ser fuerte y poderoso como tu, tengo aspiraciones y sueños que quiero cumplir en la vida. Y solo tengo esta vida para hacerlos realidad Como me pides que haga eso? Como podría rendirme sin haberlo intentado? Acaso no estaría tirando mi vida a la basura? Acaso no estaría viviendo una muerte en vida? Debo luchar AHORA para hacer Realidad mis Sueños porque si no lo hago ahora nunca podré hacerlo.
- Entonces Kan, ten mucho cuidado con los ladrones de sueños - dijo Kazo misterioso
- Los ladrones de sueños? - El niño Samurai miro temeroso a su alrededor - Que son? Demonios de la noche? Duendes malignos? Seres tenebrosos?
- No hijo, son tus amigos y las personas cercanas a ti - Los ojos de su hijo lo miraban con una expresión triste, como si le acabara de caer el mundo encima - No te preocupes, solo son amigos tuyos, mal informados que creen saber mas que tu y quieren protegerte, quieren todo el bien para ti y que no sufras, y aunque están equivocados, intentaran detenerte en todos los proyectos que hagas, para evitar que fracases y te hagas daño.
- Pero entonces son como los fantasmas del miedo y del fracaso, quieren mi bien y sin embargo me infringen el mayor daño que puede existir: Robarme mis sueños, mis ambiciones y por tanto las mas poderosas armas que tengo para alcanzar lo que yo quiero. Si nunca lo intento... nunca lo conseguiré. Es cierto que si lo intento puedo fracasar, sin embargo también puedo tener éxito y conseguir lo que yo quiero! Solo LUCHANDO se alcanza el EXITO!!!
- Eso es hijo y además, sin quererlo, acabas de descubrir tus tres armas mas poderosas.
- Cuales! dímelo - su ilusión ante la perspectiva de tener mas armas era enorme.
- La primera el Entusiasmo, si crees en lo que haces y de verdad te gusta, podrás conseguirlo todo, creerlo con todos los vestigios de tu ser. Ten Empuje!. Sobre todas las cosas, con tu trabajo... ENTUSIASMATE!
Kan asintió con la cabeza temeroso de interrumpir a su padre.
- La segunda El Empuje! Has de aprender y trabajar, aprender y trabajar y después... ensenar, aprender y trabajar. Solo con el trabajo conseguirás tus objetivos. Si pretendes aprovecharte de la gente solo encontraras el fracaso, sin embargo, si trabajas con honor, en equipo y siempre intentas superarte... no habrá nada que pueda pararte.
"" El hombre bueno se fortalece y luego fortalece a los demás. Aprende primero para Saber Hacer y después, Enseña a los demás.
"" Aprende con Entusiasmo, Enseña con Entusiasmo y entonces tendrás éxito porque tendrás EMPUJE!
Kan poso la mano en su corazón y se prometió a si mismo, en absoluto silencio que siempre trabajaría con honor y que nadie le pararía.
- Y tercer la Constancia - los ojos de Kan preguntaban a su padre que era la constancia, acaso no era lo mismo que el empuje - La Constancia hijo mío, es la capacidad de aguantar en los tiempos duros y seguir trabajando para que vengan los tiempos buenos.
""La constancia es el Arte de Continuar Siempre!
""Tu ahora acabas de empezar y mañana empezaras a practicar con los Samuráis. Al principio, después de cada entrenamiento, te dolerán los músculos y estarás cansado, tendrás ganas de abandonarlo todo porque pensaras que esto es demasiado duro para ti. Pero si eres Constante y continuas aprendiendo y practicando, poco a poco tu cuerpo se ira adaptando y desarrollando, así como tu mente. Y veras como cada vez las cosas te resultaran mas fáciles y obtendrás mas resultados y mas fácilmente. Los comienzos son siempre duros hijo, el fracaso de la derrota solo llega cuando te rindes, solo si eres Contante tendrás el éxito asegurado.
Kazo vio como su joven hijo asentía medio dormido. Ya era tarde y hoy había aprendido mas que en toda su vida. El viejo Samurai cogió a su joven hijo y ahora aprendiz de su arte en sus brazos levantándolo, a pesar de su avanzada edad, como si de una pluma se tratara. Su hijo le susurro algo al oído como "gracias papa!" antes de quedarse dormido. El general de generales se pregunto si realmente su hijo seguiría al pie de la letra todos los consejos que hoy había aprendido. Sabia que si así lo hacia llegaría aun mas alto de lo que el, general de generales, había logrado.